El tren era la vida de los pueblos del Interior, en nuestro país, Argentina. Por algo desaparecieron en la Aldea Global.
Escriña es un pueblito entrerriano, blanco y muy diminuto.El tren Urquiza pasa dos veces al día, con sus bufidos espumosos, y las campanas de la estación que llaman a la concentración y a la alegría. La estación del tren es una bella pinturita, como casi todas las entrerrianas.
Los lugareños se agolpan, con las caras lavadas y los mejores vestidos. Luego pasean sus sonrisas a lo largo de los vagones viajeros. Se saludan con los pasajeros y devuelven sonrisas.
Mientras esto sucede, en los vagones de carga se trabaja con apuro. Bajan cajones y más cajones. Y suben fardos bien atados, y bolsas. Muchas bolsas. También cajones.
Escriña se ensancha y se embellece. Dentro de poco vendrá un médico a vivir en la aldea.
Un día el tren dejó de pasar. Y no pasó más.
Hoy Escriña es un fantasma cadavérico. En la destartalada estación crecen yuyos y en lo que fue el salón de espera, hay dos espinillos casi secos.
Ladra un perro de forma tan lastimera y con sonidos agudos, como estiletes sangrientos, que hasta los pocos árboles acostados, los bichitos de luz, y todo ser viviente de la zona, tirita con emoción solidaria.
Se oye muy bien lo que dice:
-“El desarrollo no es para los perrrooos. ¡Peeeerrroooooo!
“Vida perruna la mía. “Aunque Escriña es toda mííaaa-a-a-a!
"El cielo está estrelladísimo. Unos lagrimones cayeron sobre Escriña.
AUTOR:
Maximo R. Chaparro
Docente, escritor y hombre de bien
lunes, 9 de febrero de 2009
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2 comentarios:
Lamentablemente es lo que ocurrió con casi todos los pueblos que nacieron a la vera de las estaciones ferroviarias. Por lo menos es lo que ocurrió con la mayoría de los pueblos de la "pampa gringa", cuando el Gral. Urquiza dió el puntapié inicial para el tendido de las vías férreas entre Rosario y Córdoba. La actual decadencia se la debemos a los que creyeron en ese que les susurró: "Síganme... que no los voy a defraudar". Pero luego lo volvieron a elegir, por lo que es de preguntarse quien es más responsable. Ya lo dijo Andrè Malraux, ese genial ministro del Gral. De Gaulle: "Los pueblos no tienen los gobiernos que se merecen sino los que se le parecen.
Hermes de
www.pampagringa.com.ar
Hola Hermes!!!
Gracias por pasar por aquí y dejar tu opinión. Claro que somos todos artífices del destino de la patria, como lo fueron San Martín y Belgrano, Moreno y Saavedra, Sarmiento y Urquiza, pero con lamentable inoperancia.
Cariños a la gente de Rosario
Lourdes Fernández
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